jueves, 12 de noviembre de 2009

VIAJE A LA LUNA

TITULO ORIGINAL: LE VOVAGE DANS LA LUNE
GENERO: CIENCIA FICCION
PAIS: FRANCIA
DURACION: 12 MN
AÑO: 1902
DIRECTOR: GEORGES MÉLIÈS
GUION: GEORGES MÉLIÈS
PRODUCTOR: GEORGES MÉLIÈS

Un grupo de científicos, estudian la manera de llegar a la luna, tienen fuertes discusiones porque les parece una locura su líder pinta en un pizarrón la manera de llegar, se llega a un acuerdo y se eligen los tripulantes.
Por medio de una capsula arrojada por un gran cañón, viajan hacia el espacio donde comienza la aventura; llegan a la luna mostrando entonces como si hubieran traspasado uno de sus ojos, primero en su ojo y luego adentrándose a ella.
Llegan a un lugar extraño, desde allí pueden apreciar el planeta tierra. viene la noche y los astronautas se acuestan a dormir, los despierta la nieve y salen de aventura, llegan a un raro lugar donde se aparece un personaje extraño que quiere atacarlos, uno de los astrónomos le pega un sombrillazo y este es destruido, entonces aparecen más seres y los astrónomos son capturados y llevados a su jefe ,este ordena matarlos, uno de los tripulantes se revela y mata al jefe de la tribu.
Los astrónomos logran huir pero los siguen estos extraños seres, corren hacia la capsula mientras son perseguidos y logran emprender su viaje nueva mente a la tierra, cuando llegan a la tierra caen al mar y son rescatados por una embarcación.
Es una película en la que podemos apreciar el séptimo arte a comienzos del siglo pasado, es una producción muy dramatizada y fácil de entender, los personajes de la película no hablan pero su mímica y gestos transmiten lo que quieren decir.
Para ser una película o cortometraje de tantos años atrás considero que fue muy bien realizada; los personajes, vestuarios, escenario efectos especiales en si la historia son muy innovadoras para la época.

Inspirada en el libro de julio verne. De la tierra a la luna
Nuestro ascenso comenzó suave por unos cielos de fosforescente añil, no había ninguna prisa porque sabíamos que ella nos estaría esperando allí, Con su círculo mitad plata, mitad marfil. Entre todos los astros podíamos distinguir el reconocido atajo que dibujaban los centenares de luceros color oro, pero preferimos no cruzarlo para a dentarnos por otro sendero que haría nuestro viaje más extenso y a su vez más fantástico y emocionante.
Los planetas parecían emitir sonidos de arpa cada vez más intensos a medida que nos acercábamos y cruzábamos por entre alguno de ellos. El infinito es un mundo aparte y pavoroso que muy pocas gentes conocen y así como mi corcel y yo íbamos hacia él, sentíamos la gloria de que al mismo tiempo el venía hacia nosotros.
El viento entonces a medida que ascendíamos más y más, cambiaba y hasta tomaba forma, nos acompañaban por alrededor miles de manos invisibles pero que se sentían en el roce de tal viento transformado. Aire fresco, miles de luces, maravillosas sombras, todo se congeniaba en perfecta y sabia armonía. Allá atrás, ahí abajo quedaban las noches y los días...nosotros cruzábamos un paraíso demasiado inmenso sin importarnos nada más sólo adentrarnos en él para anclar en la luna. Así continuó nuestro recorrido, esa fantástica maravilla que duró un tiempo (tiempo del cual no sabría decir con exactitud si fue poco ó mucho ya que no existía nada que lo marcara en el espacio).
Luego llegamos al punto donde el universo cambia; atravesamos una puerta de anillos invisibles y ahí entonces todo es de otra velocidad, se acelera el pasaje y los movimientos. La luna cada vez más cerca, cada vez más próxima, casi, casi cada vez más nuestra. Mi corcel, radiante, feliz, adoptó un brillo de negro azabache de la misma manera también brillaba a pleno con el iris de los siete colores del arco mi sonrisa. Estábamos llegando al fin! Hasta que al fin llegamos.
El anclar en ella fue en cámara lenta; nos había estado esperando y nos recibió con su mejor faz. Ya estando en su adentro, el tiempo se detuvo y viendo todo desde ahí arriba no cabía la posibilidad, ( creíamos) de poder volver, de querer volver otra vez a ese mundo que nos había quedado tan lejos, tan atrás. Es que no encontrábamos motivos ni causas para hacerlo, aquí era todo muy distinto de aquello otro. Y entonces, no volvimos más.
Nos quedamos aferrados los tres, la luna mi caballo y yo, como un cuarzo compacto e irrompible, a modo de cómplices nos quedamos, hablando con otro idioma, viviendo con otras maneras. Allí tan arriba del lejano abajo ya casi olvidado, somos dichosos y poseemos secretos y cosas que nadie nunca nos podrá robar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario